Es cuando la costumbre rutinaria se vuelve tediosa, y empiezo a comprender las consecuencias de mis actos. Cuando solo puede calmarme una noche con los auriculares puestos y la música de piano entrando por mis oídos.
No mas- dije una vez- no me volverá a pasar mientras tenga conciencia de lo que hago, pensando por mi misma, sin escucharla, razonando, por que hacia mucho que había dejado de escucharla. Eso creo. No estoy convencida, esta vez. Como te extraño. Extraño lo que solías ser para mi. Les estoy hablando a ambas. Las extraño tanto. Abrí la puerta, que pase el frió, no me importa. Ya no me importa que haga frió.
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